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En solitario vive Alberto Fujimori y pasará Año Nuevo 2008

El ex presidente Alberto Fujimori, hombre de decisiones arriesgadas que lo llevaron a avanzar hacia la paz, pero también a quebrar el orden constitucional en Perú, pasará solo el Año Nuevo 2008 en un ambiente reservado, como acostumbraba, pero esta vez en prisión.Procesado por dos masacres en que murieron 25 personas y por dos secuestros perpetrados tras el "autogolpe" de Estado que en 1992 lo convirtió en el único depositario del poder, Fujimori está recluido en una casa-prisión en una instalación policial, al sureste de Lima.Un área de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía ha sido acondicionada para las audiencias en el juicio oral iniciado el 10 de diciembre, primero de tres "megajuicios" contra un hombre que cambió la historia del país y niega haber sido dictador.Después de pasar 20 meses en Santiago, a donde llegó de manera sorpresiva el 6 de noviembre del 2005, tras casi cinco años de estar refugiado en Japón, Fujimori fue extraditado por Chile el 22 de septiembre para responder ante la justicia peruana.Hijo de inmigrantes japoneses e ingeniero agrónomo de 69 años, Fujimori, a su arribo a Lima, fue trasladado a la Diroes, en el populoso distrito de Ate Vitarte, rodeado de cerros y barriadas humildes, un lugar que según él le recuerda "su cercanía con el pueblo".Caracterizado por ser un hombre serio y calculador, Fujimori afronta cargos por homicidio, desaparición forzada y corrupción, que lo exponen a 30 años de cárcel, después de dirigir el país durante una década tras desplazar del poder a los partidos tradicionales.El gobierno de Fujimori (1990-2000) logró debilitar al grupo extremista "Sendero Luminoso" y entregar un país con una economía en crecimiento, pero en contraste es acusado de instaurar un régimen cívico-militar que aplicó una política sistemática de violaciones a los derechos humanos.Querido por unos y odiado por otros, el ex mandatario peruano niega haber tenido una política de "exterminio" en la lucha antisubversiva y haber sabido de la existencia de un grupo paramilitar asesino, aunque justifica el "autogolpe" al sostener que el terrorismo amenazaba al país.Personal de seguridad del Poder Judicial y la policía custodian la casa-prisión de Fujimori y la sala de audiencia, distantes a 50 metros entre sí y ubicadas frente al patio principal de la Diroes, desde donde se aprecian los cerros que casi rodean el lugar.Agentes fuertemente armados vigilan la parte externa del lugar de reclusión, una construcción de dos plantas, la primera de ellas cubierta en la parte frontal por una larga tela blanca sostenida por estructuras metálicas que impiden observar movimientos en la casa.Al costado derecho se encuentra el destacamento Batallón µguila y en el otro lado, frente a frente, el Batallón Delta, cuerpos especializados que brindan seguridad al lugar.Allí pasó Fujimori la Navidad en solitario, aunque horas antes tuvo una cena con sus hijos en su celda y también pudo ver a su única nieta de pocos días, en lo que "fue un momento bastante agradable", según le contó a dpa su hija mayor, Keiko Fujimori."Obviamente no es la Navidad deseada, por el lugar y las circunstancias, pero entendemos que en circunstancias bastante difíciles nos unimos más y es el sentimiento que predominó, sobre todo el tener un nuevo miembro más en la familia", apuntó la primogénita del ex presidente.Llegar a la Diroes resulta una odisea, pues luego a un largo recorrido hasta una carretera central sigue otro tramo de 1,5 kilómetros que en parte carece de asfaltado. Las medidas de seguridad impiden el ingreso de vehículos a menos de tres cuadras antes del recinto policial.Sin embargo, seguidores de Fujimori alquilaron dos locales cerca de la Diroes para burlar el control policial e incluso instalaron una tienda de campaña a menos de 100 metros de la entrada principal, donde colocaron un gran cartel con la imagen del ex presidente.Desde otro punto difunden a través de altoparlantes música alusiva a su líder. "El baile del ’Chino’", una canción que alude al apodo con que se conoce a Fujimori, es el tema constante que se escucha hasta el interior de la Diroes, además de marchas militares.La sala donde se juzga a Fujimori luce alfombras vinotinto. Seis metros separan a los magistrados del acusado. Detrás del acusado, separado por ventanas de vidrio, hay otro ambiente para los invitados y periodistas en un espacio reducido.Una camioneta con lunas polarizadas se encarga de trasladar en cada audiencia a Fujimori y recorre la corta distancia por el patio principal del complejo policial.El proceso, en su octava sesión, continuará mañana con las preguntas del tribunal, presidido por César San Martín, e integrado por Víctor Prado y Hugo Príncipe. Después será postergado hasta el 4 de enero.

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